martes, 8 de abril de 2014

Las cuerdas son invisibles, eres mi maestro a pesar de que no hay cuerdas que me sujeten ya a tu mano...diriges mis movimientos y me atraes hacia ti, intento huir...pero no logro correr y retrocedo con cada jugada tuya. Los lazos son infinitos cuando el sentimiento es tan profundo y doloroso, se disfruta el frío silencio, mi mente se perturba pensando cuando lograré alzar la vista y observar a mi mentor una vez más, sentir que recorre las cuerdas para tomarme en sus brazos y reparar el daño provocado por el desgaste del tiempo.Por el momento sólo intento correr.

Somos.

Somos un abrazo silencioso,  extraviado en el tiempo, Somos almas que viajan  en una antigua promesa, Somos fuego, caricias,  piel y fragili...