lunes, 9 de mayo de 2016

Desperté con la marca del fuego...un ave de rapiña había azotado mi cara con sus alas y las brasas me consumían. Mi alma ardía lentamente y entre tanta gente ardiendo, sólo la brisa parecía intentar auxiliarme. Moría y renacía...Finalmente el fuego se acabó...sólo quedaron cenizas entre recuerdos olvidados. Alguien pasó a mi lado, pero mi cuerpo ya no estaba...quedaba sólo mi consciencia olvidada en el tiempo.

Viaje al infierno

Las partículas se entrelazan en una danza incesante, los cuerpos tiemblan moviéndose al compás de la música. No hay cadenas,  solo dos almas...